Notas:
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El formidable impulso que ha recibido el principio de simplificación en
los últimos años tiene tras de sí una estrategia que ha acertado a aislar con una inédita
determinación el instrumento de simplificación: la introducción de medios electrónicos
en la gestión administrativa. Ocurre, sin embargo, que la aprobación unánime con que
cuenta esta forma de encarar la complejidad administrativa y el deslumbrante abanico
de virtudes que se le atribuyen —a menudo de forma apodíctica— llevan con frecuencia
a preconizar una conversión electrónica de todo el panorama procedimental. Tan es así
que se llega a difuminar la condición de medio y no de fin que en puridad corresponde
a lo electrónico en tanto que instrumento puesto al servicio de la sencillez y simplicidad
de la acción administrativa. Conviene por eso mismo serenar la pujanza de los medios
electrónicos para, sin desincentivar el proceso ni cuestionar sus virtudes, hacer caer en
la cuenta de los peligros de la utilización irreflexiva y acrítica de la fórmula electrónica
como receta, única e infalible, a la hora de combatir la complejidad administrativa. La
simplificación de las maneras de hacer de nuestras Administraciones constituye un reto
de tal envergadura que requiere sin duda de una amplitud de miras capaz de advertir
que son muchos los frentes que salen al paso —problemas secuenciales de trámites,
carga documental de los interesados, tiempo, coste económico…— y que es ésta una
empresa en la que, por su propia dimensión y hechura, se agradece la participación
de cuantas técnicas de simplificación, viejas y nuevas, estén al alcance.
The great boost that the simplification principle has received in the last
years has got behind it an accurate strategy that has isolated, in an unprecedented way,
the simplification tool: the introduction of new electronic resources in the administrative
management. However, it tends to happen that the unanimous approval that these resources
have to face the complexity of the administrative work, and all the stunning virtues
ascribed to it —irrefutable most of the times— tend to promote an electronic conversion
of the entire administrative services. It is done in such a way that its conditions of means
(a tool meant to ease the administrative work) and not an end in itself, tends to fade.
Therefore, it is advisable to ease the strength of the electronic resources, being careful not
to question its virtues, and thus, realize the problems that its impulsive use could have, if
being used as the only and infallible tool, when facing the complexities of administration.
Simplification in the way the Administration deals with its work is such a huge task that,
no doubt, requires measures able to deal with all the rising issues, such as arrangement
problems, loads of paperwork, time, money... In such a huge task, all the simplification
techniques, new and old, are welcome. |