Abstract:
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La introducción del ferrocarril fue el mayor avance tecnológico en materia de transporte de principios del siglo XIX, solventando la necesidad de aumentar la movilidad tanto de mercancías como de viajeros durante la Revolución Industrial.
El éxito comercial, económico y técnico del ferrocarril durante los primeros años de vida provocó grandes inversiones en infraestructura ferroviaria tanto en los Estados Unidos como en Europa. El ferrocarril no sólo cubría la necesidad de transporte sino que también era una herramienta importante en aspectos estratégicos y militares.
La diferencia entre las políticas establecidas en ambos territorios es uno de los motivos principales para la disparidad de situaciones que se han producido en Estados Unidos y en Europa.
En Estados Unidos la construcción de infraestructuras ha sido una tarea reservada para los inversores privados, provocando la creación de un sistema de líneas férreas en busca de la rentabilidad económica y con periodos muy prósperos en la historia. El siglo XX ha sido testigo de constantes quiebras y fusiones entre las empresas operadoras y la situación finalmente ha desembocado en el esquema ferroviario actual, donde cuatro grandes empresas se encargan prácticamente de la totalidad de las operaciones de mercancías de todo el país.
En Europa, la mayoría de líneas eran construidas y controladas por los Estados en particular, provocando una variedad de sistemas que dificultan el transporte interestatal de mercancías. Asimismo, este control gubernamental de las infraestructuras ha creado redes de transporte anteponiendo el factor social al económico. El uso de estas políticas se ha traducido en un sistema de transporte de pasajeros útil, bien estructurado a nivel estatal, pero deficitario económicamente.
Europa necesita un plan de desarrollo futuro para el transporte de mercancías en el que se incluyan las medidas de gestión, técnicas y funcionales necesarias para la revitalización de una tipología de transporte olvidada |