La congestión viaria en los corredores de acceso a las grandes áreas metropolitanas se ha convertido en un episodio recurrente que provoca importantes costes sociales, económicos y medioambientales. A pesar de su importancia creciente, no parece que la gestión de la movilidad metropolitana tenga un papel predominante en la agenda de los órganos competentes. El hecho de compartir coche ofrece un elevado potencial teórico para reducir la congestión y el impacto ambiental del transporte, reduciendo el número de vehículos que hacen uso de la infraestructura; pero la opción de formar un pool requiere cumplir muchos requisitos para poder ser considerada como una alternativa viable. Este modo de desplazamiento impone muchas restricciones en la elección del usuario, ya que los integrantes deben coincidir en cierta medida en el origen y destino, horario y tener disposición a compartir el trayecto, lo que se confirma, por ejemplo, en el caso de Madrid donde más del 60% de los conductores solo contemplan la posibilidad de compartir vehículo si la percepción de los costes de grupaje es despreciable. Es por este motivo que el estudio que a continuación se presenta pretende analizar la viabilidad y las consecuencias de la implantación de sistemas de tarifación por ocupación como instrumento de gestión de la movilidad. A través del modelo propuesto, se analiza el impacto de las distintas variables sobre los efectos de este tipo de esquemas tarifarios, en base a la aplicación numérica del caso concreto de la carretera C-58 que une Cerdanyola del Vallès con Barcelona y que a partir de setiembre del 2012 pondrá en marcha un carril Bus-VAO. En base a este caso concreto, se observa que el potencial de un descuento por ocupación para captar usuarios de vehículos de alta ocupación (VAO) y consecuentemente de minimizar el coste social total (TSC, por sus siglas en inglés) es muy reducido. Además, se observa que, por lo general, dedicar un carril exclusivo a usuarios VAO ya sea mediante una conversión o de nueva construcción no consigue minimizar el TSC. El objetivo solo se cumple para aquellos casos en los que el coste de grupaje sea bajo, que es el único escenario donde el descuento por ocupación es determinante. Es por este motivo, que se intuye que estrategias para reducir el ridesharing son clave para la implementación de una política tarifaria de este tipo.