Abstract:
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Cuestionar la presencia de la tecnología en el sistema educativo
resulta hoy sacrílego. Aun cuando sus benefi cios en los aprendiza-
jes son parciales, hemos llegado a tal nivel de fascinación hacia las
máquinas, las aplicaciones y el so ware educativo que su presencia
alcanza ribetes mesiánicos. Debe existir donde no existe, se debe
evangelizar en su uso, convertir al incrédulo.
Una idea generalizada en estudiantes con acceso a las tec-
nologías es que aquellos profesores que no las utilizan o que las
subestiman deben incorporarlas. Otra idea generalizada en los po-
líticos es que su ausencia es un problema ligado al subdesarrollo o
que representa una injusticia social. Cualquier resistencia posible, entonces, se percibe ignorante o anacrónica. Ante esto cabe pre-
guntarnos, con una mezcla de ingenuidad y angustia: ¿cómo lle-
gamos hasta aquí? ¿Son las tecnologías producto de una voluntad
histórica o más bien surgen de una imposición comercial?
¿Responden a una aspiración educativa o a una conspiración
de otra proveniencia? |