Abstract:
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Cuando se explora el patrimonio construido de edificios plurifamiliares en la ciudad de Barcelona desde el siglo XIX, se observa, que la mayor parte de éstos, hasta finales de la década de los sesenta del siglo XX, fueron construidos con el sistema estructural que caracteriza la arquitectura tradicional catalana, las paredes de carga con fábrica cerámica.
En sus orígenes, este sistema estructural se basaba en la construcción de muros portantes a partir de ladrillo cerámico macizo para formalizar la estructura vertical y vigas de madera con entramado cerámico que constituían la estructura horizontal. Con el paso de los años fue evolucionando la tipología del forjado manteniendo la misma tipología en las paredes. Así, a finales del S.XIX se substituyen las viguetas de madera por otras de hierro laminado.
En el siglo XX, se han ido incluyendo otros tipos de viguetas (como la cerámica armada, acero u hormigón armado), pero manteniéndose la estructura de paredes de carga.
Como es conocido, las ventajas que proporcionaba la construcción con ladrillo (material de bajo coste de fabricación que facilitaba el control económico de las obras en las que se utilizaba y un contexto con abundancia de mano de obra) hicieron que se extendiera su utilización a lo largo de las décadas, incluso llegando a posponer la normalización de la construcción con hormigón armado ya muy entrado el S.XX, a pesar de episodios significativos y relevantes como fueron algunos de los edificios construidos a raíz de la abertura de la Vía Laietana o en las propuestas que planteaban los arquitectos pertenecientes al GATCPAC en los años treinta. Estas siglas corresponden a Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes por el Progreso de la Arquitectura Contemporánea, cuyo objetivo era promover la arquitectura de vanguardia que se estaba desarrollando en el resto de Europa.
Las propuestas que las GATCPAC se formulaban desde la renovación formal de la arquitectura rompiendo con la tradición académica y convencional. Pero no todos los arquitectos contemporáneos, con una clara implicación cultural y profesional, estaban de acuerdo con este movimiento. En este contexto debemos situar a Pere Benavent, su obra busca la conciliación entre la pervivencia de la tradición y las propuestas de cambio. Desde su posicionamiento profesional sólido y reconocido, representó una firme propuesta de alternativa a las nuevas corrientes gracias a la renovación y la actualización de la arquitectura tradicional catalana adaptándola a los diferentes momentos y contextos que vivió a lo largo de su trayectoria profesional. |