Abstract:
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Conocer la naturaleza de las cosas para actuar sobre la realidad. Así empieza la
arquitectura.
La iglesia de Sant Agustí esta situada en el corazón del Raval, donde la
multiculturalidad impregna todos los ámbitos de la realidad social del barrio.
El proyecto ha de ser entendido en clave de "reciclaje urbano" (iniciar un nuevo
ciclo cultural, físico económico y social en el lugar) y no de "rehabilitar" (habilitar
una construcción decrépita) ni de "reconstruir" (construir de nuevo lo que existió).
Nos encontramos ante un escenario susceptible de acoger proyectos de asistencia
y reactivación. Las características del emplazamiento y la naturaleza del contenido
marcan unas pautas concretas al desarrollo del edificio.
Este se materializa en una construcción larga y estrecha que llena un vacío y
cierra una plaza. Se trata de un edificio que son tres, independientes entre ellos
pero con una única envolvente. En su interior mantiene un orden rítmico que se
puede leer en toda su longitud, conformado por "la pared" que ya no es una simple
línea divisoria, sino una "pared o tabique equipado" que aloja los elementos fijos
del sistema (estructura, instalaciones, almacenaje) para liberar el resto del
espacio. Se presenta como elástico, en el que los pasillos se ensanchan para
formar salas o las salas se estrechan hasta conectarse entre si. La fachada se
sustituye por "la piel" (capa exterior mediadora entre el edificio y su entorno); no
un alzado neutro sino una membrana diferenciadora y comunicativa. |