El proyecto del Centro Cultural Alameda se enmarca dentro del plan de desarrollo urbano Plan del Bicentenario: Corredor Insurgentes – Centro promovido por la delegación Cuauhtémoc, en Ciudad de México. El edificio consiste en un pequeño centro cultural de barrio, de unos 2.000 m2 aproximadamente, que pretende contribuir a la activación del parque de la Alameda, centro neurálgico de la colonia Santa María la Ribera. El edificio está diseñado a partir de la descontextualización de elementos característicos de la arquitectura vernácula mexicana. Los forjados están compuestos de bóvedas de recarga y la fachada está diseñada con una pieza de celosía cerámica llamada Mazatlán. El edificio, de tamaño reducido, es un contenedor de espacios polivalentes de dimensiones variadas, pensados para satisfacer las diferentes necesidades de la comunidad. Se modula mediante una retícula de 3,5 x 3,5 metros que define el tamaño de las bóvedas. El atrio funciona a la vez como sala de actos y conecta espacialmente la cota de calle con el patio, que a su vez sirve como conexión exterior entre el Museo de Geología (el edificio vecino) y el Centro Cultural. La primera crujía es un metro más ancha (4,5 m) y por ella suben todas las conexiones verticales: instalaciones, escaleras, ascensor, desagües y baños. Esta crujía es exterior –queda protegida solamente por la celosía–, y esto le permite hacer la función de escalera especialmente protegida.