Charles Darwin, en su libro "El Origen de las Especies", sentenció: No es el animal más fuerte, ni el más inteligente, el que sobrevive, sino aquel que es capaz de adaptarse a los canvios del entorno. Propiciado por nuestras técnicas y tecnologías (las TIC), el entorno socioeconómico actual esta en un proceso de cambio continuamente acelerado. Ante este hecho ineludible, la formación de los futuros ingenieros requiere una flexibilidad y una dinámica imposible de conseguir con la extrema rigidez del sistema universitario configurado con el llamado Plan Bolonia: la minimización del número de asignaturas optativas, los farragosos y lentos sitemas de verificación y homologación (que por otra parte tampoco han servido, por ejemplo, para evitar los fraudes de la URJC), no permiten, en absoluto, que las enseñanzas innoven y se adapten de forma sostenida al escenario de cambio acelerado actual. Las enseñanzas técnicas y tecnológicas requieren una conceptualización, una redefinición, y una estructuración más acorde con el actual entorno socioeconómico. Si no nos ponemos, ya, manos a la obra, en menos de un lustro las escuelas de ingeniería no serán más que unos parques temáticos vintage.