Tomar conciencia del amor, la gratitud, la generosidad, la alegría, la admiración, la curiosidad, que sentimos y que ofrecemos, es tan importante como saber regular las emociones negativas: la frustración, el enfado, la rabia, la vergüenza, todo ello, enriquecerá nuestra autoestima y las relaciones con los demás, así como el deseo de mejorar nuestro entorno familiar y social. Nuestros hijos y alumnos respirarán, a la vez que se nutrirán, de este bienestar. Como padres y maestros somos su ejemplo a seguir
Castellà
Educació emocional
Universidad Pontificia Comillas
Reproducció del document publicat a: https://doi.org/10.14422/pym.i368.y2016.005
Padres y Maestros, 2016, núm. 368, p. 30-35
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