Notas:
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Jean Ranc (Montpellier, 1674 - Madrid, 1735). Retratista barroco francés que se formó en
el taller de su padre, el pintor Antoine Ranc. En 1697 se trasladó a París, donde completó
su formación en el taller del más famoso retratista de la época, Hyacinthe Rigaud, de
origen catalán.1 Gracias a la protección de su maestro se abrió camino dentro de la corte,
donde consiguió retratar a diversos miembros de la familia real francesa además de
recibir numerosos encargos por parte de la aristocracia. Fue considerado el artista mayor
cualificado para llevar a cabo los retratos de época, por ello, fue reclamado por Felipe V.
En 1722 nos consta que Ranc llegó a Madrid, donde realizó numerosas efigies de la familia
real española, además de llevar a cabo numerosos retratos de la Casa Real portuguesa.
Los reyes se habían hecho acompañar de algunos de los más representativos artistas
cortesanos. Numerosos artistas prestaron sus servicios a la corte madrileña, tanto italianos
como franceses, no sólo para desempeñar la tan ansiada labor de retratistas, sino para
acometer las grandes empresas decorativas de La Granja y del Palacio Real de Madrid.2
Es preciso destacar, entre otros, la presencia de Michel-Ange Houasse, Andrea Procaccini,
Giacomo Bonavía, Luis Michel van Loo y Jean Ranc. Con la llegada de los pintores de
origen francés, junto con la llegada de pintores sevillanos, la corte española experimentó
un cambio importante en relación al modo de componer los retratos. Lo cierto es que Ranc
estableció contacto en la capital hispalense con diversos pintores locales y se conocen los
estrechos lazos artísticos y de amistad que le unieron con Bernardo Lorente Germán y
Domingo Martínez.
De hecho, y como se advertirá más adelante, la excelsa calidad de la obra aquí estudiada,
un minucioso y pulcro retrato del Príncipe Fernando VI efigiado con una gran vivacidad, y
resuelto con una factura técnica primorosa e impecable, reclama la convincente posibilidad
de estar ante la primera versión autógrafa que Jean Ranc realizó sobre el jovencito Príncipe
de Asturias, Fernando VI. Un primer retrato que luego pudo haber servido de modelo
en la ejecución de la ampulosa versión del Museo del Prado y de tantas otras copias e
imitaciones que se conocen de nuestro príncipe. |