Abstract:
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El blanco es, en nuestra cultura, muchas cosas: es el punto en el que una o uno pone la mirada y al que querría hacer llegar un mensaje; es el hueco, el hiato, como cuando alguien se queda en blanco, o deja, en un texto, un blanco, o pasa la noche en blanco; y es su contrario, o sea, la posibilidad: por ejemplo, la página en blanco. Y el blanco es, muy especialmente, la virginidad, el cuerpo femenino inmaculado o sin mancha, no tocado por la sexualidad masculina heterosexual, esa sexualidad necesaria para la continuidad de la vida e, históricamente, hasta hace poco tiempo aunque no en todos los casos, muy vinculada con la violencia y con el patriarcado. Yo me he sentido llamada por los significados del blanco en la obra plástica de Isabel Banal y en la poesía de Emily Dickinson, no para intentar una comparación o un estudio erudito sino para ver adónde me llevan: adónde me llevan dentro de mis límites, no los de ellas, para llegar a algún sitio. El sitio al que he llegado es el de la fecundidad y la pureza que, juntas, coinciden / se encierran en el blanco y remiten al principio, al suelo, que es la madre y el orden simbólico que ella enseña. |