Abstract:
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El desarrollo de métodos sintéticos limpios y sostenibles que utilicen la luz solar como fuente de energía sin
comprometer el medio ambiente ni los recursos naturales
del planeta es un gran reto científico y tecnológico. Actualmente nuestra sociedad se nutre principalmente de
energía y compuestos químicos derivados del carbón, gas
natural y petróleo. Estas materias primas no son renovables, pues provienen de procesos fotosintéticos llevados
a cabo desde el cámbrico y su posterior transformación
geológica. Además, su uso intensivo como vector energético durante los últimos 200 años (Figura 1) ha elevado la
concentración de CO2
en la atmosfera de 280 a 400 ppm,
posiblemente una de las causas del cambio climático.[1]
La transformación de la energía solar (renovable,
abundante y económica) en energía química es una de
las alternativas más atractivas; pues la tierra recibe anualmente 20.000 veces más energía de la que consume la sociedad. Este tipo de energía ofrece la ventaja de poder ser
fácilmente almacenada y transportada, pudiendo ser utilizada según la demanda. Un ejemplo de su potencial lo
demuestran las plantas y algas verdes, que producen compuestos químicos de alto valor energético a partir de luz
solar, H2
O y CO2
en condiciones de temperatura y presión
ambiente.[2] Este proceso de captura y conversión de luz
solar en potencial químico se da durante la fotosíntesis y
mantiene la vida en la tierra. |